«Una percepción totalmente alterada de la realidad. Porque claro ¿Cómo sostener jornadas de diálogo para una política tan compleja, mientras en esos mismos territorios se mantienen los fusiles militares hace más de 1.000 días?»

Por Marcos Silva Mardones

El lunes de esta semana el medio Interferencia.cl informó que se cumplieron nada más ni nada menos que 1.000 días de Estado de Excepción en la Región de La Araucanía, como también en las provincias de Biobío y Arauco (ambas de la Región del Biobío). Un hecho histórico, sobre todo para un presidente que anunció, en contexto de campaña durante 2021, que coincidía con la desmilitarización de Wallmapu como un punto clave.

Y nada. Pareciera ser que los militares se «naturalizaron» para la clase política, como también para las y los militantes que hoy están a disposición del Gobierno y que renunciaron a esas banderas y falsa solidaridad que levantaron previo a que su conglomerado llegara a seudo administrar el poder institucionalizado.

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Apenas dos meses después de iniciado el Gobierno, la entonces ministra del Interior, Izkia Siches, declaró un Estado de Emergencia «acotado», intentando no ocupar el concepto que tantas veces rechazaron públicamente. Pero en la práctica, los militares se desplegaron en territorios y, hasta hoy, no hay un ápice de cambiar esta lógica.

Por el contrario, mientras naturalizaron la presencia militar y avanzaron en una profunda agenda represiva que se materializa en dar más poder a la tan cuestionada Inteligencia de este país, como también en fortalecer la Ley Antiterrorista, el Gobierno intenta «embellecer» su política en Wallmapu con la Comisión para la Paz y el Entendimiento, la cual prorrogó su funcionamiento hasta el 30 de abril de este año.

En esta línea, desde el Ministerio Secretaría General de la Presidencia (Segpres) señalaron que la información recopilada por la Comisión «coloca al país en una posición mucho más favorable para alcanzar acuerdos, en comparación con el punto de partida, cuando el proceso parecía imposible».

Una percepción totalmente alterada de la realidad. Porque claro ¿Cómo sostener jornadas de diálogo para una política tan compleja, mientras en esos mismos territorios se mantienen los fusiles militares hace más de 1.000 días?

Bueno, otra estrellita autoproclamada para este Gobierno.