[resumen.cl] Los números en relación a la Covid-19 siguen siendo una catástrofe en el Continente: EEUU, Brasil, Ecuador, Colombia, Perú y Chile demuestran el desastre americano de los gobiernos neoliberales en administrar la crisis del coronavirus.

Ayer sábado se conocieron dramáticas cifras relacionadas a la pandemia mundial del nuevo coronavirus: Estados Unidos superó los 5 millones de contagios confirmados con PCR positivo, Brasil los 3 millones de contagios y más de 100 mil fallecimientos, mientras tanto Chile superó los 10 fallecidos con PCR positivo, cifra que sube a 14 mil con los casos sintomáticos, según el departamento de estadística del Ministerio de Salud (DEIS).

Sólo la ciudad de Santiago de Chile tiene más de 10 mil muertes por la pandemia, números que delatan a gobiernos neoliberales que eligieron los intereses económicos por sobre la vida de las personas.

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La Covid-19 está lejos de ser erradicada, pues la velocidad de transmisión en el mundo sigue aumentando, los contagios superan los 19 millones de personas y las muertes producto del virus las 729 mil. Su epicentro sigue estando en Estados Unidos y América Latina, donde la ausencia de políticas sociales y la débil salud pública, ha permitido su propagación.

Brasil tiene prácticamente la misma cantidad de contagios que los 48 Estados del continente europeo, desde Irlanda a Rusia. Estados Unidos la supera en más de 2 millones.

Santiago de Chile tiene tantos fallecidos por como los estados de Nueva York, la comunidad autónoma de Madrid o la región italiana de Lombardía, las 4 regiones del mundo donde la pandemia causó su mayor desastre, sólo por debajo de Sao Paulo, ciudad que triplica en población a la capital chilena.

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América Latina ya superó a Estados Unidos en contagios y muertes producto de la pandemia, países como Colombia comienzan a explotar en número de enfermos y fallecidos, sumándose a los desastres de Ecuador, Brasil, Chile y Perú.

En el Biobío que ya vivió un peack de contagios los últimos días de junio pasado, no ha logrado disminuir el número de casos, temiéndose uno nuevo para fines de agosto o primeros días de septiembre, lo que hace prever una extensión de los efectos de la pandemia, bastante más allá de terminado el invierno.