Este martes el gobierno de Argentina presidido por el ultraderechista Milei cerró la compra de 10 aviones de combate F-16 A/B de la fuerza aérea de Dinamarca. La llegada de estos cazabombarderos a la región volvería a posicionar a la Argentina por sobre Chile con respecto al poderío militar. El vecino país, más fuerte en términos generales, retoma su capacidad de interceptación supersónica y bombardeo de precisión con este caza de cuarta generación, pudiendo igualar a Chile o incluso pudiendo eventualmente superarlo en la dimensión de la superioridad aérea en nuestra larga frontera del cono sur de Latinoamérica y su proyección austral.
Por: Alberto San Martín
Mientras el vecino país sufre los devastadores efectos de la hiperinflación, una sequía histórica que ha afectado al agro, una feroz epidemia de dengue y las políticas de shock ultraderechistas que han desembocado en despidos por millares y recortes de subsidios a todo nivel, el gobierno trasandino se preocupa precisamente por incrementar su gasto militar.
Sin amenazas aparentes en el aspecto geopolítico, este gobierno de ultraderecha realiza el gasto de 300 millones de dólares que incluye 24 cazabombarderos F-16 A/B MLU (sigla de actualización de media vida). El armamento y el equipamiento electrónico costarían otros 300 millones de dólares, los que contarían con significativas facilidades prometidas por EE.UU.
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El primer pago sería de 100 millones de dólares y luego las aeronaves deberán viajar desde Dinamarca hasta Estados Unidos. Tras su equipamiento en el país fabricante, estos cazas podrían estar en Argentina entre el 2025 y el 2028.
De acuerdo con su estilo personalista y vanidoso, el propio Milei iba a viajar a la base aérea de Dinamarca para subir a un caza en el asiento del copiloto. Según informó la propia presidencia, suspendió el viaje por el ataque de Irán a Israel del sábado.
En el vecino país, llueven las críticas contra la adminstración ultraderechista no solamente por el descomunal gasto en armamento mientras el pueblo sufre las consecuencias de la crisis económica, sino porque el mismo día que fue anunciada la compra, un hackeo a la base de datos nacional de licencias de conducir dejó nuevamente en entredicho a la seguridad informática estatal, exponiendo y afectando a millones de conductores/as. Esto reavivó las constantes críticas con respecto a las prioridades políticas con respecto a seguridad que lleva adelante Milei.
Por estos días en la prensa trasandina también es común ver críticas hacia la compra separada de armamento, lo cual les recuerda a la compra del primer gobierno de Menem de 36 aviones A-4 Skyhawk (modelo veterano de Vietnam y de Malvinas) cuyo armamento adjunto prometido por EE.UU. finalmente no se concretó como estuvo previsto.
Otras críticas van hacia la dependencia de entrenamiento de los pilotos y el elevado coste de hora de vuelo en comparación con otros modelos que también estuvieron siendo evaluados (JF-17 Thunder de China y el Tejas de India) ambos con menores prestaciones que el F-16 pero mucho más nuevos, con aviónica original más actualizada y más económicos de operar.
Como fuese, esta adquisición de armamento de alto nivel, con características especializadas no solo para la interceptación sino también para el ataque a suelo, podría desequilibrar nuevamente la región, tal cual como ocurrió a finales de los años 70.
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Más aún, el comportamiento populista de ultraderecha del ocupante de la Casa Rosada, su retórica conflictiva y su alineamiento con los poderes más oscuros del sionismo, hace temer por lo bajo, la reactivación de una escalada armamentista en nuestra América Latina, una región donde hace décadas no se registra un conflicto armado significativo que implique el uso de cazabombarderos de cuarta generación por ejemplo.
Características del Figthing Falcon
El F-16 es un cazabombardero multipropósito estadounidense que en las últimas décadas se ha convertido en un éxito de exportación, siendo operado por una treintena de países y participando en decenas de conflictos, con alta efectividad probada tanto en combate aéreo como en bombardeos.
Su origen se remonta a los años 70, cuando la empresa General Dynamics lo concibió inicialmente como un caza ligero y diurno de acuerdo a los requerimientos de la USAF. Posteriormente, el proyecto evolucionó hacia un cazabombardero polivalente todotiempo. Se reforzó la célula para incrementar tanto su propia vida útil como su carga alar y capacidad de sus puntos de anclaje para armamento.
En 1993 la empresa fue adquirida por Lockheed Martin, que es la actual operadora de la aeronave.
Su planta motriz está compuesta por un motor turbofan con postquemador F-100 fabricado por General Electric y en algunas variantes por Pratt & Whitney. Su velocidad máxima es de Mach 1.7 a 12.000 metros de altitud y de Mach 1.2 a nivel del mar.
Su diseño es característico por su forma de ala delta cortada usualmente con puntos de anclaje para misiles de corto alcance en las punteras alares. Tiene una cola de tres planos con un solo estabilizador vertical y dos estabilizadores horizontales móviles.
Destaca por una gran toma de aire bajo el fuselaje, siendo esta precisamente una de sus debilidades, ya que esta entrada de aire podría ser particularmente vulnerable a la entrada de piedras u otros objetos en una pista no preparada, imposibilitando su operación desde pistas sin pavimentar. Una capacidad que si tendrían por ejemplo los temibles MiG-29 (operados por el Perú) y los versátiles Gripen NG (operados por Brasil).
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En la historia de la aviación militar, el F-16 introdujo mejoras tecnológicas como el control de cableado electrónico (llamado fly-by-wire) en vez de sistemas hidráulicos. Además de una palanca en posición lateral para poder pilotar mejor en maniobras con elevados niveles de aceleración de gravedad o «g».
Se caracteriza por una cabina de estilo «burbuja» que otorga una gran visibilidad, apta para el combate aéreo con otros cazas, también llamado «pelea de perros» o dogfight en la jerga aeronáutica.
La aeronave posee un cañón rotativo M-61 Vulcan de 20 milímetros con una alta cadencia de tiro.
Aunque inicialmente fue diseñado exclusivamente como caza liviano, pronto con sus sucesivas modificaciones se convirtió en un eficiente bombardero para atacar objetivos en tierra.
Considerado como una gran obra de ingeniería bélica por sus capacidades, tal como cualquier bombardero es usado para los fines militares más ruines, y en el periodo reciente ha destacado su papel en el genocidio que lleva adelante el régimen sionista de Tel Aviv en contra de la población palestina en la Franja de Gaza.
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Estas aeronaves recién compradas por la Argentina, formaban parte de la primera línea de cazabombarderos de cuarta generación de la fuerza aérea danesa y estuvieron en servicio varias décadas participando en conflictos de la OTAN en Yugoslavia (1999), Afganistán (2002) y Libia (2011).
El 26 de septiembre de 2022, un F-16 danés que sobrevolaba el Mar Báltico descubrió una enorme fuga de gas burbujeante en la superficie marina, alertando sobre el sabotaje de los gasoductos Nord Stream 1 y 2 entre Rusia y Alemania, un despiadado crimen ambiental que hasta ahora, permanece sin confirmación de quien lo ejecutó.
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En 2005 estos F-16 daneses fueron sometidos a la denominada actualización de media vida (MLU, por sus siglas en inglés), un programa iniciado en 1995 que les introdujo un nuevo computador, paneles multifuncionales a color, y mejoras generales en la aviónica.
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En 2003 Dinamarca se unió al programa de lo que terminaron siendo los largamente esperados y exageradamente caros F-35 Lightning II, aeronaves de quinta generación para reemplazar a estos Falcon. Cabe recordar también que estos F-16 ya vendidos a la Argentina también estuvieron siendo cotizados por Ucrania, que lleva meses pidiéndole a los países de la OTAN que le suministre esta aeronave, lo que aumentaría el riesgo de una conflagración mundial con Rusia.
Luego de su llegada a nuestro continente, tras su acondicionamiento en EE.UU. estos F-16 A/B MLU serán destinados a la base aérea de Tandil en la Provincia de Buenos Aires.
El armamento que sería proporcionado por EE.UU. para esta tanda de aviones incluiría misiles aire-aire de corto alcance buscadores de calor AIM-9 Sidewinder, misiles de alcance medio AIM-120 AMRAAM con guiado de radar activo, además de bombas guiadas por láser.
¿El rearme de Argentina sería un potencial peligro para Chile?
Nuestros pueblos en Chile y Argentina comparten más de 5.300 kilómetros de frontera común, la más larga de América Latina y la tercera frontera más larga del mundo.
La Cordillera de Los Andes separa ambos países y el tránsito terrestre solo es posible en determinados pasos fronterizos. En el extremo sur la cordillera es mucho más baja y permite la existencia de más pasos. Fue allí donde casi estalló el conflicto más reciente, alimentado por la locura bélica de las dos sanguinarias dictaduras militares que sometían a ambos pueblos.
A finales de 1978, Argentina estuvo a punto de atacar con un primer golpe, siguiendo los exaltados planes de los generales más duros de la Junta Militar para invadir las islas Picton, Nueva y Lenox en la Región de Magallanes.
Décadas después, se ha conocido parte de lo que hubiese sido el plan de batalla contra Chile, el que incluía un eventual bombardeo de Santiago y otras ciudades grandes, así como una posible intentona de ingresar a territorio nacional y cortarlo a la altura de La Araucanía – Neuquén, junto con el copamiento militar de las mencionadas islas en Magallanes.
Además, ambas flotas estuvieron a poca distancia de encontrase en Alta Mar pero las condiciones meteorológicas extremas del mar austral ayudaron a que eso no se concretara.
La locura bélica de ambas dictaduras no prosperó, y durante años siguientes la superioridad militar se mantuvo indiscutiblemente cargada hacia el lado argentino.
Poco tiempo después, en 1983, el en ese entonces el Jefe de la Junta, Almirante Galtieri utilizó el histórico reclamo del pueblo argentino en las Malvinas para llevar una corta pero sangrienta guerra contra Reino Unido por el control del archipiélago.
Los pilotos de la Fuerza Aérea trasandina realizaron verdaderas hazañas en sus ataques contra los buques de la marina real británica, hundiendo los destructores HMS Sheffield y HMS Coventry, entre otros barcos que eran parte de la potente fuerza de tareas que Thatcher (cercana a Pinochet) envió a la zona a recuperar el archipiélago.
En ataques desesperados y casi suicidas, los pilotos argentinos usando los relativamente viejos aviones A4 Skyhawk arremetían rasantes, al límite de sus capacidades, contra fragatas y destructores ingleses erizados de armas.
Algunos de sus mejores impactos, se debieron principalmente al uso de los cazabombarderos pesados de origen francés Súper Étendard y al potente misil Exocet, que se hizo muy famoso por su letalidad antibuque. Hoy, una nueva versión de este avión galo, el Súper Étendard Modernisé, se encuentra en Argentina aunque por ahora aparentemente sin capacidad operativa.
Por el contrario, es necesario precisar que en la Fuerza Aérea de Chile, no existe experiencia en combate con fuerzas que se puedan considerar iguales, o significativamente superiores, como en el caso de las batallas aeronavales en el Atlántico Sur en 1983.
En 1984, tras el retorno a la democracia en Argentina, un plebiscito dio como resultado la aprobación del Tratado de Paz y Amistad sobre la disputa de las islas Picton, Nueva y Lenox en el Canal Beagle.
Durante la década de los 90 los reclamos en Laguna del Desierto se resolvieron por la vía diplomática, aunque no sin alguna que otra polémica.
Desde mediados de la década de los 2000 Chile comenzó a adquirir lo que terminaron siendo 46 cazabombarderos F-16 (36 de estos también son modelos antiguos A y B con actualización de vida media) comprados para reemplazar a los franceses Mirage Pantera y Mirage Elkan en servicio hasta finales de los 90.
Y si la discusión en Argentina con respecto a la dependencia a las potencias extranjeras con respecto al armamento hoy parece trivial, en nuestro país este tema presenta ribetes casi absurdos.
En Chile no tenemos industria capaz de darles mantención necesaria a cazabombarderos de cuarta generación, un hecho reconocido por todo el mundo y potenciado por el neoliberalismo extremo que sigue despojando a Chile de capacidad industrial propia. Nuestro caso es muchísimo peor que el argentino que al menos posee amplia experiencia en diseño y fabricación de aeronaves ligeras, como el IA-63 Pampa y el IA-58 Pucará.
La necesidad de mantener la paz entre los pueblos y el rechazo al gasto militar en nuestro continente
Para nuestros pueblos en toda América Latina, acosados por la pobreza, miseria, hambre, desempleo, enfermedades y otros flagelos muchas veces causados o potenciados por la explotación más descarnada, el gasto militar se vuelve un parásito de los Estados y lo que haría falta es una desinversión o desmantelamiento del equipamiento militar y no al revés.
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Una Argentina preocupada por el narcotráfico en su frontera norte, el desmonte ilegal o la respuesta a las catástrofes naturales podría invertir en una efectiva vigilancia de drones de largo alcance en vez de tomar como referencia a una inexistente amenaza de Gripen de Brasil (la aeronave más moderna y versátil de nuestro vecindario) o de nuestros F-16 (casi tan usados por Holanda como los que acaban de comprarles a Dinamarca).
Pero más aún, en tiempos de crisis la prioridad no debiese ser ni de cerca la compra de armamento sino las ayudas económicas para quienes más lo necesitan. No invertir en herramientas destructivas y asesinas, no apostar por hacer más ricos a los super-ricos, no desmantelar la estructura de ayudas sociales del Estado y no aspirar a un decadente neoliberalismo a ultranza. De eso último ya conocemos bastante a este lado de la cordillera y no nos ha ido bien.
Imagen principal: Bing AI