(...) "este gobierno, compuesto de cabrones y bellacos langucientos, está vendido al capitalismo europeo".
La literatura es directamente proporcional a la historia y viceversa. Bajo esta premisa obvia quizá, podemos entender por qué ambas partes son fundamentales en Santa María de las flores negras.
Su autor, Hernán Rivera Letelier (Talca, 1950) narra la masacre ocurrida en la Escuela Santa María de Iquique el 21 de diciembre de 1907 ordenada por el Gobierno de Pedro Montt (1906- 1910) y ejecutada por el comandante Roberto Silva Renard en la cual murieron más de 3.000 personas entre las que se contaban obreros del salitre y sus familias, además de un indeterminado número de obreros peruanos y bolivianos, quienes exigían "La abolición de las fichas, los que reclaman contra los pulperos, los que demandan libertad de comercio en las oficinas, protección en los cachuchos, más médicos por cantones y escuela para los hijos". No muy distinto al Chile de 2011, guardando las proporciones históricas, podemos relacionar ambas etapas y reflexionar.
En la novela, Olegario Santana, solitario y huraño minero de la Oficina San Lorenzo es su protagonista, se entera de la huelga iniciada el 10 de diciembre de 1907, él fue a trabajar como todos los días, pero como no es un "rompe huelgas" decide unirse al movimiento.
Se inicia la huelga y los obreros deciden recorrer todas las oficinas, de este modo el número de obreros que apoya el movimiento aumenta cada vez más. Letelier utiliza la misma fórmula de Gabriel García Márquez en "Crónica de una muerte anunciada" puesto que a partir de datos históricos, sabemos cuál es el final de la novela. Sin embargo, es ahí donde Letelier despliega una serie de personajes entrañables que nos entregan un punto de vista íntimo con el cual podemos construir el relato desde que se inicia la paralización de los obreros, hasta ese fatídico día del 1907.
Santa María de las flores negras fue publicada el año 2002 y al igual que la cantata Santa María, rescata la memoria de hombres, mujeres y niños que perecieron por exigir sus derechos justamente.
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