[resumen.cl] A pesar de los cuestionamientos por el uso del concepto que probablemente ayudó a la relajación de medidas de cuidado y la eventual propagación del virus a las altísimas cifras de hoy, el ministro de Salud, Jaime Mañalich, aseguró que es el momento de iniciar una «nueva normalidad» en zonas del país donde todavía no se han registrado grandes brotes de Covid-19.
En una entrevista realizada por Icare, el cuestionado ministro Mañalich volvió a demostrar su falta de aptitud para el cargo y la irresponsabilidad de su actuar. «¿cuál es el sentido que Aysén no tenga clases? Tiene que haber mucha gente infectada al lado mío, esa es la única manera (de contagiarse), o tengo que andar en Metro, qué sé yo. En Aysén, en una escuela rural o en algún poblado de la región de Magallanes e incluso en Punta Arenas, ¿es el momento de hablar del retorno a alguna normalidad? Es el momento». Ignorando que estas medidas son precisamente para evitar el surgimiento de brotes y no para hacerles frente cuando estos ya se desataron.
La posibilidad de un nuevo brote de contagio en una zona por un «supercontagiador» son reales, como fue el caso de Chillán en que un hombre que adquirió el virus en Santiago asistió a un gimnasio que fue el foco para que se esparciera por toda la ciudad, la que tuvo que ser sometida posteriormente a cordón sanitario y cuarentenas, con la lamentable consecuencia de la vida de 22 personas.
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Las políticas sanitarias deben apuntar precisamente a lo contrario, a prevenir el surgimiento de estos brotes con medidas de confinamiento efectivas aseguradas por una renta básica suficiente para ello y evitar volver a ver las imágenes de cada fin de semana largo con miles de automóviles saliendo de Santiago a propagar el virus a otras ciudades de Chile.
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Cabe precisar que si bien el concepto «nueva normalidad» es usado por organismos sanitarios internacionales, éste hace referencia a una situación «post pandemia» o de medidas para países que ya tienen controlada la curva, lo que en ningún caso es aplicable a Chile, donde por sesgos ideológicos se intenta usar para mantener activa la mano de obra con un sesgo ideológico, por sobre la salud pública.