Subsecretario Raúl Súnico aumenta cuota de captura de merluza común ignorando criterios precautorios y desoyendo a Comité Científico

[resumen.cl] Hace algunos días, la Subsecretaría de Pesca celebró una supuesta "recuperación" de las pesquerías de merluza común (Merluccius gayi), merluza del sur (Merluccius australis) y el jurel (Trachurus murphyi), con lo cual intentó justificar el anuncio del aumento de cuotas de captura de éstas para el 2017.

El Subsecretario, Raúl Súnico, afirmó que el alza de estas cuotas «es el resultado de un intenso trabajo en donde el respeto a los criterios técnicos y científicos, un fortalecimiento de la fiscalización por parte del Sernapesca y la Armada y una política de diversificación productiva focalizada en la pesca artesanal han sido la clave». No obstante, con relevantes razones, se puede desconfiar de las palabras de la autoridad, pues, junto con demostrar durante toda su trayectoria una condescendencia con el empresariado pesquero y la sobreexplotación de las poblaciones de peces, este anuncio lo hizo desoyendo las recomendaciones del propio Comité Científico de Recursos Demersales Zona Centro-Sur, el cual había emitido un Informe Técnico sobre el estado de la pesquería de merluza común con proposiciones precautorias.

Particularmente, respecto a la merluza común, el portal de la Subsecretaría afirma que "las evaluaciones biológicas y del estado de conservación de este emblemático recurso registraron una mejoría que le permitió salir del estado de pesquería colapsada debido, entre otras cosas, al aumento de su biomasa. Gracias a esto su cuota de captura se ha empinado a las 25 mil toneladas para el 2017". Sin embargo, al revisar el Informe Técnico del Comité Científico correspondiente, se evidencian antecedentes a partir de los cuales se puede impugnar esta decisión.

Primero. Si bien, efectivamente el Comité Científico, a través de una votación determinó la salida de esta pesquería del "estado de colapso", no quedó en una calificación libre de riesgo, pues se le asignó el estado de "sobreexplotada", que es su antecesora en gravedad. Antes de la votación hubo un debate respecto a si, con los antecedentes disponibles, se podría afirmar una recuperación real de las poblaciones de merluza común, fundamentalmente porque los informes del IFOP (Instituto de Fomento Pesquero) y del INPESCA (Instituto de Investigación Pesquera), sólo colocan a esta pesquería en uno o dos puntos porcentuales sobre el límite bajo el cual debiera considerarse colapsada o agotada.

Veamos. La normativa pesquera indica que cuando una pesquería tiene menos del 20% de biomasa desovante virginal, debe ser considerada colapsada o agotada, o sea, en el estado más crítico. La "biomasa desovante virginal" consiste en la porción de peces en edad reproductiva sin estar sometida a la pesca (por lo tanto dispuesta para la reproducción), y en el caso de la pesquería de merluza común, hasta el año pasado, presentó sólo un 19% de este indicador.

Este año el IFOP declaró que la "biomasa desovante virginal" de la merluza común era del 21% y el INPESCA, aseveró que era del 22%. Estos son los datos de los que se valieron algunos integrantes del Comité Científico para dejar de considerar a esta pesquería como colapsada o agotada y "promoverla" al estado de sobreexplotada. En otra postura, los integrantes Ciro Oyarzún y Sergio Neira plantearon que era necesario considerar que el propio informe del IFOP indicaba que había un 37% de probabilidad de que la biomasa desovante virginal de esta pesquería estuviera bajo el 20% requerido para no ser considerada colapsada o agotada y, por ello, debía aplicarse un enfoque precautorio. Otro miembro del Comité Científico señaló la necesidad de esperar 3 años para verificar si la recuperación era real y así determinar un cambio en el estado de la pesquería. Al no haber consenso sobre el cambio del estado de ésta, se votó y fueron menos quienes indicaban la necesidad del enfoque precautorio.

Segundo. Además de la relatividad de la nueva categorización del estado de la merluza común, también el informe recoge los antecedentes de otros estudios elaborados a partir de programas de monitoreo, cruceros de evaluación directa y evaluaciones de stock. Algunos de ellos concluyen en que la mayor parte de la biomasa de esta pesquería es de individuos juveniles y que, en promedio, las tallas de los ejemplares monitoreados están bajo la correspondiente a la primera madurez sexual, la cual correspondería a 38,9 cm. O sea, buena parte de los individuos no tienen capacidad reproductiva.

Tercero. Se reconoció la existencia de un subreporte en los desembarques de merluza común provenientes de embarcaciones artesanales. No obstante, aunque no se menciona en el documento, también es muy probable la existencia de pesca no declarada en el sector industrial, pues sus métodos de captura, al no ser selectivos, propician acciones como el descarte, el cual se realiza cuando lo capturado no corresponde con lo buscado por la empresa pesquera, como es el caso de alguna especie objetivo o bien la talla de los ejemplares. El descarte también se implementó para botar la pesca que no podía ser cargada en las bodegas de los buques por falta de capacidad, sin embargo, esto es cada vez más improbable por la ostensible merma de la biomasa. De este modo, la pesca no declarada se puede encontrar en la artesanal o en la industrial y ninguno de estos factores ha sido considerado para implementar, al menos, un enfoque precautorio al momento de definir la cuota de captura.

Cuarto. Por último, el Comité Científico recomienda explícitamente dejar la cuota de captura de la merluza común en 20 mil toneladas en atención a los antecedentes presentados, lo cual fue ignorado por la Subsecretaría del ramo, aumentando la cuota de captura para el 2017, a 25 mil toneladas.

La pregunta que cabe hacerse es quiénes son los beneficiados con desechar un enfoque precautorio. Súnico y sus funcionarios a sueldo, parecen indiferentes ante la frágil situación de las pesquerías de merluza común y otras. En este contexto, solo le cabe a los trabajadores de la pesca y a la sociedad en general invalidar la política pesquera extractiva e imponer un programa de recuperación integral de los ambientes marinos, junto a sus poblaciones de peces.

Foto: subpesca.cl

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