Las cifras del estallido social del 2019 dejaron un total de 427 casos de personas heridas por trauma ocular, a causa de acciones de agentes del Estado, 34 de ellos con diagnóstico de pérdida o estallido ocular.

Por Francisca Alvear

El lunes pasado, en el marco de la conmemoración del 11 de septiembre en el sector de Gran Avenida con Departamental alrededor de las 22:40 hrs, Denise Figueroa, de 32 años, fue herida en su ojo derecho por un perdigón presuntamente disparado por Carabineros desde un carro lanzagases. Este caso se suma a las 427 víctimas de traumas oculares desde octubre del 2019, según cifras del INDH.

Hasta ahora se sabe que la víctima estaba observando lo que sucedía en la manifestación al momento de ser impactada con un perdigón. Luego del incidente fue trasladada al SAR de la Población Dávila en Pedro Aguirre Cerda, para después ser llevada al Hospital Barros Luco. Fue el miércoles cuando finalmente la trasladaron a la Unidad de Trauma Ocular (UTO) donde fue atendida y comunicada con personal del Programa PACTO, según informa Marta Valdés, vocera de la Coordinadora de Víctimas y Familiares de Trauma Ocular.

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En marzo de 2020, el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) actualizó su reporte contabilizando 460 casos de lesiones oculares. Por ello, causó sorpresa que, en octubre de 2020, cuando se hizo el balance a un año del estallido social, Sergio Micco, jefe del INDH informó de 163 víctimas de traumas oculares, es decir, menos de la mitad de la cifra de marzo.

La razón fue un cambio de criterio en el conteo en el INDH, que dejó de considerar a todos los heridos para contabilizar sólo a quienes habían judicializado sus casos en conjunto con el organismo.

Además, según Amnistía Internacional, de las casi 11.000 causas abiertas hasta diciembre del año pasado, sólo un 0,15 % cuenta con sentencias condenatorias. "Los casos siguen archivados, más de 400 víctimas no han tenido verdad y justicia, justamente por estas situaciones de impunidad hemos tenido suicidios", menciona Marta Valdés.

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El cuarto suicidio de una víctima de trauma ocular del estallido social revivió el dolor de quienes sufrieron estas violaciones a los derechos humanos. La muerte de Jorge Salvo, también volvió a instalar el debate sobre el acompañamiento y el tratamiento de salud mental de los afectados.

"El suicidio producto de la impotencia de quedar mutilado, pero además la impunidad de quien disparó en su rostro y el olvido del pueblo reflejado en la seguidilla de votaciones, es lo que afecta más a quienes en su minuto entregaron lo más preciado para que esto fuera distinto, sentir que esto no valió la pena y fue en vano es muy fuerte", continúa.

Las responsabilidades políticas e institucionales

La vocera comenta que nada justifica la violencia desmedida de Carabineros para reprimir las manifestaciones pacíficas, "disparar un perdigón en un ojo a alguien que ni si quiera se está manifestando, que está mirando, es grave".

Valdés agrega que tendría que haber ocurrido una reestructuración de Carabineros, lo que no se realizó y trae como consecuencia que escenas vistas en 2019 se vuelvan a ver en la actualidad, "se volvió a ver un trauma ocular, eso habla de que Carabineros sigue disparando a los rostros, seguimos con los mismos Carabineros que violentaron a miles de chilenos y chilenas", expresa.

"Tenemos desencuentros con el Gobierno, esperábamos que fuera un Gobierno que tuviera más fuerza en el tema de derechos humanos. Boric, antes de ser Presidente, se entrevistó con nosotros y nos prometió verdad y justicia para que no se repitieran estos hechos, entonces estamos al debe", menciona Marta Valdés.

En los próximos días, la Coordinadora de Víctimas y Familiares de Trauma Ocular, solicitará una reunión con el subsecretario de Derechos Humanos por el caso de Denise, para que su caso no vuelva a engrosar las páginas de expedientes de impunidad y olvido.