Llega un nuevo 11 de septiembre en Chile y una nueva conmemoración del criminal golpe de Estado ocurrido en 1973, pero pareciera que aún no somos capaces como sociedad de ponernos de acuerdo con algo tan básico, como lo es el respeto y cuidado irrestricto de la democracia y de los derechos humanos.
Por Andrés Kogan Valderrama
Lo menciono a partir de la conmemoración del año pasado de los 50 años del peor atentado en la historia de Chile, que como comenté en una columna, ciertos sectores políticos del país no estuvieron a la altura de lo importante que es llegar a un consenso mínimo de que nunca más se puede romper el orden democrático, en ninguna circunstancia.
De ahí que estemos lejos aún de aquello, por lo que debemos seguir luchando para que algún día como chilenas y chilenos, sin excepción, entendamos que jamás se puede justificar o relativizar lo ocurrido desde 1973, y rescatar así la memoria a lo largo de todo Chile, en todas las comunas existentes.
Una de esas comunas, es Las Condes, en la cual estuvo la casa en donde vivió Salvador Allende sus últimos días y que fuera bombardeada por la fuerza aérea de Chile aquel 11 de septiembre de 1973, siendo posteriormente arrebatada por la dictadura y convertida primero en un hogar de menores y luego en un hogar para adultos mayores hasta el día de hoy.
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Dicho lo anterior, actualmente el hogar de adultos mayores sigue siendo administrada por la organización Conapran, vinculada a uniformados, a pesar de ser una propiedad estatal y ser catalogada en el año 2006 como un monumento histórico, lo que da para pensar en lo importante que sería recuperar esa casa y transformarla en un espacio de memoria.
Es lo señalado por distintas organizaciones de Derechos Humanos en Chile y que buscan rescatar la memoria también en aquella casa, como es el caso de la Fundación Salvador Allende, en donde su ex directora ejecutiva, Patricia Espejo, ha mencionado la necesidad de recuperarla por el Estado (2).
Lamentablemente nada de eso ha pasado aún y cada 11 de septiembre nos reunimos a las afueras de la casa de Tomás Moro para conmemorar aquel día trágico de la historia de Chile, sin poder ingresar a un lugar que debiera ser abierto para todas y todos.
Esperemos que algún día la memoria también esté presente en Las Condes y que se abra la casa en donde vivió sus últimos días Salvador Allende, quien murió defendiendo la república y la democracia de Chile, mientras otros se dedicaron a destruirla y a instalar un régimen de muerte, que hasta el día de hoy nos sigue doliendo y dividiendo como país.