El 22 de julio de 1976 es detenida en Santiago la coronelina María Galindo Ramírez, secretaria, ex dirigenta sindical de la pesquera Viento Sur en Boca Sur, actual San Pedro de la Paz y por entonces parte de la comuna de Coronel, ex dirigenta nacional de la Juventud Obrera Católica (JOC) y militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR).

Por Joaquín Pérez

Tras el golpe militar, María Galindo pasó del trabajo sindical y social, al trabajo clandestino de la lucha de la Resistencia Popular contra la dictadura, como muchos militantes del MIR, luego de que la organización determinara "no asilarse" e iniciar una lucha de resistencia a la dictadura militar. Esa decisión política fue sumamente costosa para el MIR, en octubre del 74 caería su secretario general, Miguel Enríquez, y en febrero de 1975, Eulogio Fritz Monsalvez, dirigente del MIR en Coronel y Lota.

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A pesar de estos duros ataques represivos, nada hizo dudar a María de su compromiso hasta las últimas consecuencias con la causa de los pobres del campo y la ciudad. De una consecuencia extraordinaria, Galindo Ramírez, al igual que otras y otros militantes, persistió en la lucha contra los golpistas a pesar de que las condiciones  que enfrentaban eran cada día más adversas.

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María es la única mujer en el listado del Memorial de los Derechos Humanos en Coronel, el resto de los 17 coronelinos asesinados por la dictadura eran hombres. Hija de un campesino transformado en minero del carbón, tanto ella como sus hermanos desde muy jóvenes ingresaron a militar al MIR, en la población Pedro Aguirre Cerda de Coronel.

El pasado sábado 22 de julio, llegaron hasta el acto en la Plaza de Armas de Coronel, familiares, vecinos y compañeros a rendir homenaje a los y las luchadoras del puerto minero. En un acto organizado por la Mutual Bautista Van Schouwen, es a través de Maria Galindo que se rindió también homenaje a los otros 17 compañeros de Coronel.

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Se rindió homenaje a los primeros asesinados a los días siguientes del golpe, como los profesores socialistas Oscar Lizama Ortiz y Frank Mardones Garces, los trabajadores comunistas de ENACAR Luis Gutierrez Rivas y Hernán Quilagaiza Oxa, donde se incluye además al trabajador del hospital de Coronel Zenón Sáez Fuentes (PS) y al sastre Pedro Merino Molina (PC).

Además, se pasó por los caídos en los años siguientes a 1973, como Romilio Garces Garces (PC), el ex dirigente del liceo de Coronel y organizador del GAP, el Schwagerino Sergio Pérez Molina (MIR), Eulogio Fritz Monsalvez (MIR), el conscripto de Yobilo Luis Villegas Mesa, asesinado en la Base Naval de Talcahuano (10 octubre 1975), Heriberto Leal Sanhueza (MIR) detenido y desaparecido por el Plan Cóndor en Córdoba Argentina, el ex GAP del sector Camilo Olavarría, Fernando Amaya Sepúlveda (MIR), el dirigente del MIR de Coronel Luis Pincheira Llanos, el joven comunista Saturnino Reyes Rebolledo caído en las protestas contra la dictadura en la Población Laurie, Sebastián Acevedo Becerra, autoinmolado en la Catedral de Concepción exigiendo que la CNI le devolviera a sus hijos secuestrados, a Mario Amigo Carrillo, militante del MIR de Camilo Olavarría explosionado por la CNI en Los Ángeles en 1987, hasta José Elías Aguayo, joven comunista, muerto en una acción fallida el 26 de noviembre de 1989.

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Durante el acto en la plaza de Coronel hicieron uso de la palabra Ana Lizama "hermana y compañera" de Luis, Nélida Villegas, hermana del conscripto Luis Villegas, Eduardo Pérez Molina, hermano del "Chico Pérez" y Eliana Galindo, hermana de María Galindo Ramírez, quien fue acompañada por su hija. La actividad contó con las canciones de Patricio Troncoso y una ofrenda floral colocada a los pies del memorial.

En las palabras de cierre del acto, la presidenta de la Mutual, Rebeca Ulloa fue critica con las políticas de los gobiernos post dictadura en materia de Derechos Humanos, enfatizando en que, "la represión apuntaba a mantener al pueblo bajo constante sensación de temor, de miedo, de terror, y el medio para lograr eso fue la detención arbitraria, el secuestro, la tortura, la desaparición de las personas detenidas, el asesinato, el crimen. Esa dinámica se prolongó durante toda la existencia de la dictadura»

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Agregó que, «esa fue una política de Estado, impulsada por las autoridades, sostenida por las instituciones, financiada por el Estado, amparada por los organismos jurídicos, encubierta por los medios de prensa. En esa época nació la corrupción y el abuso como formas de relación con la sociedad. Los gobiernos post dictadura no han tenido la decencia de corregir o intentar enmendar esas injusticias e iniquidades".

Y en relación con las políticas de las actuales autoridades concluyó: "Por todo ello es que la conmemoración de los 50 años del golpe no puede ser una secuencia de actividades, una cartelera, dominadas por el temor y por el dolor, sino que debemos propender a levantar con más fuerza, y con la mayor organización posible, las exigencias de verdad, de justicia, de reconocimiento, sobre los hechos criminales y cobardes que asolaron nuestro país. A partir de allí, construir una cultura de respeto a los Derechos Humanos y una efectiva política de nunca más, con mayor razón dado que las prácticas represivas y criminales se convirtieron en una conducta habitual de las fuerzas uniformadas, militares y policiales, como lo podemos constatar en diversos episodios de los últimos 33 años, en especial durante y desde el Estallido Social».