Por CASA CHILE*, Valencia
Al parecer después de las elecciones del 15 y 16 de mayo de 2021 todos son vencedores. Cuan más cuan menos, todos sacan resultados positivos y otros no tanto con las elecciones de gobernadores, alcaldes y concejales, pero la realidad queda reflejada en los electos de la Convención Constitucional: por una parte la alianza de Chile Vamos obtuvo 37 escaños; Unidad Constituyente 25; Apruebo Dignidad 28; Pueblos Originarios 17 escaños y los Independientes 48 escaños.
Todo un logro del Acuerdo por la Paz y una Nueva Constitución del 15 de noviembre de 2019, que permitió realizar votaciones con la misma lógica de la calculadora de los poderes oligárquicos y económicos, un acuerdo o cocina que no dejó del todo contentos a la gran mayoría de la sociedad chilena pero al menos era una vía para la transformación y los cambios a lo cual apostó el electorado y las organizaciones barriales y territoriales de la sociedad para converger en listas de independientes que entre sus objetivos y sus propuestas de mayor sintonía con la sociedad descansa, por ejemplo, en la Lista del Pueblo, entre una de las más votada y con representación de la población.
En ésta no encontraremos apellidos vinosos ni de la aristocracia, no, todo lo contrario, personas como Giovanna Grandón o Tía Pikachu que representa la realidad de muchas familias chilenas que se esfuerzan en cada nuevo amanecer para darles lo mejor o Rossana Vidal Hernández que viene del mundo más académico. Sólo las menciono para vislumbrar los matices que la conforman, o mejor dicho, la realidad de una sociedad invisibilizada por los poderes hegemónicos caracterizado por frases tales como: "la justicia en la medida de lo posible" (Patricio Aylwin)[1]; crecer con igualdad; dejemos que las instituciones funcionen, entre otras, que han demostrado cómo el poder de la oligarquía ha manejado y jugado con el pueblo haciéndoles creer que en sus manos se encontraría la solución a las problemáticas sociales, tales como: vivienda, salud, educación, medioambiente, equidad de género, cultura, y que sólo bastaba dejar funcionar las reglas del equilibrio de mercado a través de la oferta y demanda para lograr el famoso eslogan "Chile la alegría ya viene".
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Pero como en toda fábrica los procesos de producción obedecen a una planificación de costos y beneficios, los que durante 30 años reportaron cuantiosas tasas de retorno para sus dueños, mientras tanto, las desviaciones del proceso creían solucionarlas con un lápiz y un papel cada cuatro años, sin embargo, no pudieron entender y aún no comprenden que bastó ese mismo período para que explotara la hoguera con millones de seres humanos protestando de Arica a Punta Arenas para transformarnos en lo que hoy estamos viviendo, un proceso constituyente completamente nuevo.
Sí, es verdad, un proceso nuevo pero con las reglas de los de siempre para llegar a acuerdos, firmado el 15 de noviembre de 2019, en que los actuales Constituyentes tendrán que debatir. También es cierto que, los independientes son mayoría, pero las acuerdos institucionales de siempre representados en la Unidad Constituyente; Apruebo Dignidad y Vamos Chile, suman más. Es por eso que, la representación popular más que nunca debe hacerse sentir a través de cabildos y asambleas barriales, territoriales y regionales para no dejar a sus constituyentes solos y que éstos no olviden ni se dejen influenciar (cooptar) por la institucionalidad representada en los tres pactos antes mencionados ya que ellos siguen con el poder suficiente para la instauración de una nueva institucionalidad basada en acuerdos o cocinando sus beneficios, granjerías y prebendas.
Los y las constituyentes independientes y del pueblo no deberán olvidar las historias de migajas que por siglos el poder económico y sus representantes de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial han horadado la dignidad humana aplastando los movimientos sociales del pueblo chileno reflejadas en las matanzas de comienzos del siglo pasado y las mutilaciones más recientes. Es por ello esencial hacer prevalecer, reconocer y dar tributo a los luchines, obreros, mineros, profesoras, a los ancianos con pensiones de miseria, a los jóvenes prisioneros del CAE, a los habitantes de tomas, a los trabajadores empobrecidos.
Ellos son sus representados y ustedes sus representantes que deberán cumplir un mandato obediencial del pueblo, se deben a ellos y ellas, no lo olviden nunca, sean transparentes en sus reuniones, hagan a la sociedad partícipe de esta nueva geografía que deseamos para Chile. No permitan que la oligarquía, la institucionalidad vigente y presente entre los constituyentes y los poderes económicos les secuestren para hacer fracasar esta oportunidad porque nos ha costado vidas, ojos, desvelos, violaciones a los derechos humanos y presos políticos de la revuelta que aún no tiene justicia. No compren discursos de supuestos estadistas ni mucho menos actúen como ellos y no permitan que los palogruesos les señalen los principios de la nueva Constitución, es por eso importante reconocer como ha actuado en estas décadas la oligarquía chilena y su clase política en la frase de Ricardo Froilán Lagos "…quiero decir que entre los de arriba estamos el presidente, los ministros, los parlamentarios y otros palogruesos más palogruesos que nosotros"[2]. Me pregunto ¿es esta la democracia participativa que impregnarán en una nueva Constitución los constituyentes del duopolio representado en la convención?
Es por ello que quiero referirme a los constituyentes del Distrito 20, en específico a los académicos y abogados constitucionalistas, Amaya Álvez militante de Revolución Democrática del Pacto Apruebo Dignidad (PC + FA) quien en una entrevista señaló que el quórum de los 2/3 debiera respetarse en la nueva carta magna (aprobación de normas) independiente de establecer otras formas de votación y participación de la ciudadanía[3]. Si bien es cierto, que el veto impuesto por la derecha fue quebrado por la irrupción de los Independientes, Pueblos Originarios, Apruebo Dignidad y Apruebo, no debemos olvidar que una fracción de ellos prevalece el duopolio que ha permitido en los últimos treinta años aplicar la justicia en la medida de lo posible; aprobar regímenes impositivos con una baja tasa para las empresas; establecer leyes o prorrogar decretos que favorecen al gran poder económico financiero empresarial (ley de pesca, DL 701 forestales, royalty minero), que ha sido la fuente del enriquecimiento de una minoría y el abismo de desigualdad de la población chilena.
Al considerar lo antes expuesto, los y las constituyentes representantes del pueblo menospreciado por la oligarquía y la clase política como así también la participación activa de la sociedad permitirá avanzar hacia una nueva Constitución no tutelada por los de siempre. Porque recordemos, este nuevo proceso no es precisamente una asamblea constituyente como se comenzó el 18 de octubre de 2019, sino más bien el resultado de una clase política temerosa con un 98% de rechazo de las y los chilenos ante un despertar de los derechos sociales y de la dignidad humana.
[1] Discurso asunción 1990.
[2] https://citas.in/autores/ricardo-lagos
[3] La tercera PM "Los seis superexpertos de la convención: constitucionalistas electos apuestan por mantener regla de los 2/3", de Javiera Matus y Leslie Ayala, 20 de mayo de 2012, 14:45 horas.
* Agrupación de chilenos y chilenas de Valencia, España.